El Coronavirus va a disparar el concurso de acreedores. En esto parecen coincidir todos los expertos y, la verdad sea dicha, viendo el panorama económico a vista de pájaro, cualquiera sostendría esta afirmación. El confinamiento, el retraimiento del consumo, la pérdida de poder adquisitivo de miles de familias, la hibernación de la economía, la desconfianza de los inversores, las medidas propuestas, una previsible inflación, más deuda pública… Son muchos los factores que merman nuestra economía o, cuando menos, añaden incertidumbre. Muchas empresas sufren el impacto de esta crisis sobrevenida y algunas de ellas en tal grado que se ven urgidas a presentar el concurso de acreedores por no poder hacer frente a sus compromisos de pago.
Concurso de Acreedores
Según Wikipedia (España) un concurso de acreedores se entiende como:
Un concurso de acreedores es un procedimiento legal que se origina cuando una persona física o jurídica deviene en una situación de insolvencia en la que no puede hacer frente a la totalidad de los pagos que adeuda. El concurso de acreedores abarca las situaciones de quiebra y las de suspensión de pagos.
Los especialistas cuatriplican los concursos de acreedores para 2021. Para la periodista Lorena Torío, pasaremos de «4.464 de 2019, hasta superar los 20.000». Y se dice que puede ser el mejor de los escenarios. Tras la reforma de la Ley Concursal aprobada por el Gobierno durante la pandemia, se abre un periodo de moratoria, hasta final de 2020 para que las empresas presenten el concurso voluntario. Muchas han preferido esperar a iniciar el procedimiento judicial. Buscan financiación, reorganización de plantillas o acuerdos de pagos tratando de salvar la situación en lo posible.
Hostelería y Concurso de Acreedores
Se calcula un 30% de la hostelería en situación preconcursal. Así lo sostienen algunos medios que avanzan esta cifra, nada positiva para un sector crítico en nuestra economía, por ser España un país de servicios anejos al propio turismo, músculo más sobresaliente de nuestra anatomía económica.
El contexto actual, hace difícil resistir a nuestros bares. Aquella idea de un bar por cada cien españoles está amenazada por una limitación de aforo, unas normas pospandemia que merman la rentabilidad por metro cuadrado, que obligan a vender a menos gente en el mismo espacio, que contagian pereza o temor a muchos que se tomarán la cerveza en el balcón de casa antes de bajar al bar pero con una carga impositiva y compromisos de pago que permanecen ahí. Si los gastos —personal, proveedores, impuestos— se mantienen, y se reducen tanto los ingresos, pocos bares resistirán más allá de seis o siete meses en este contexto. De ese cálculo nace la estimación de los Concursos de Acreedores, que podría ser otra pandemia con un vector de contagio muy elevado.
Economía Conectada
La economía está conectada. Lo que pudiera parecer un daño exclusivo a otros sectores de la población, en realidad tarde o temprano llega a todos. Si el hostelero tiene que cerrar, si pierde poder adquisitivo, será un cliente menos, para todas aquellas empresas cuyos artículos o servicios compraba, no solo como empresa, sino como particular.
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